Definitivamente nos cambió la vida: el pánico y la distancia es ahora una constante en nuestra realidad. ¿Dónde está la humanidad detrás del COVID 19?
Si bien salir a la calle, revela un escenario desolador, donde nos aislamos como seres humanos para protegernos, viendo en el otro la amenaza de la muerte, la enfermedad y el dolor.
Y es que basta con hacer un recuento de la historia de la humanidad desde sus inicios, para observar que nuestras conductas han estado basadas en violencia, guerras, esclavitud, discriminación, colonización, dominio, egoísmo, pobreza e industrias destructivas, entre otras; siendo esto base fundamental para construir, desde nuestra consciencia colectiva, el pensamiento frente al concepto de ser humano, como raíz, alrededor de la desesperanza, del sufrimiento, de un planeta a punto de explotar y del dolor de muchos otros seres humanos.
A pesar de lo anterior, el ser humano es el agente catalizador, de todo lo malo, pero también es el único propulsor de todo lo bueno.
El COVID-19 nos ha puesto en un momento de absoluta quietud e incertidumbre frente a nuestra realidad, confrontarnos frente a nuestras rutinas y visibilizar como nuestros hábitos y relaciones impactan a la sociedad y al planeta. Por primera vez, los seres humanos estamos entendiendo que, si bien es muy importante la visión del individuo, nuestro rol como personas, llega mucho más allá, buscando generar impactos positivos en el otro, en la sociedad y en el medio ambiente.
Al final, el COVID – 19 está inspirando actos solidarios, a lo cual preguntamos, y ¿si desde esa solidaridad proponemos modelos que mejoren nuestra calidad de vida y la de los demás?, incentivemos escenarios empresariales y sociales que pretendan que todos vivamos mucho mejor, rescatemos lo mejor de cada uno de nosotros, de nuestra cultura. Desde nuestra historia, co – creemos y apoyemos la generación de conocimiento y acciones poderosas con impacto; porque al final, si la muerte nos llama a la puerta, no hay mejor forma que darle la bienvenida, entendiendo que la vida cumplió con un propósito y no hay mejor forma de sentirse poderoso que, ver cumplido el llamado por el cual fuimos enviados a esta tierra.
¡Nos tocó vivir en tiempos de COVID 19! Pues que seamos la generación que le dio un giro a la humanidad, basando nuestras decisiones en un despertar colectivo, hacia la construcción de un modelo, basado en el poder de la humanidad, como agente constructivo y no destructivo. Es momento de plantear escenarios empresariales con beneficios no solo a los accionistas sino con respuestas directas a la sociedad, siendo la empresa un actor absolutamente involucrado en las dinámicas sociales, cuyos esfuerzos deben estar dirigidos a ajustar su propuesta económica y sus gestiones de impacto. Adicionalmente, generemos relaciones más saludables con nosotros mismos, démosle valor a nuestro propósito, démosle valor a las relaciones que construyen en nuestra vida, vinculémonos de formas sanas con el ambiente, transformémonos hacia hábitos de consumo responsable y busquemos gestionar el dinero desde su génesis, como un sistema de intercambio y no de acumulación.
Es momento que nuestra humanidad, entienda el valor de lo esencial.
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